​El grado de conciencia plena es el grado en el que eres capaz de captar el presente sin filtros de percepción donde no hay ruidos mentales ni frenos.

Conciencia plena es vivir intensamente todas las emociones y circunstancias a tu alrededor, tanto positivas como negativas. La alegría y la tristeza son valores complementarios, emociones intensas y necesarias para el desarrollo emocional equilibrado.

Es de vital importancia aceptar momentos tristes (sin fragelarse) pues una gestión correcta de estos momentos ayuda a superar baches rapidamente así como a aprender de ellos de una manera eficiente.

La conciencia plena ayuda a encontrar el equilibrio en mentes complejas, ayuda a gestionar la energía extra canalizándola hacia objetivos concretos, mentes ansiosas de conocimiento, inquietas y observadoras.

Mentes soñadoras con miradas perdidas en el arco-iris de sus retinas, capaces de captar el más mínimo detalle.

Y ahora es cuando te pregunto, ¿Qué es mejor para ti?¿Captar toda la información de tu presente al detalle y sin filtros?o, por el contrario,¿es mejor poner barreras a la percepción y así evitar sufrimiento?

Aparentemente, la parte negativa de la plena conciencia es que puede despertar tus miedos internos al estar expuesto a la gran magnitud de tus emociones. Pero, lo que no ves, es que el miedo activa un mecanismo de autodefensa que te hace luchar por superarte, por vencer esa energía y llegar a la victoria. Nadie dijo que fuera fácil.

La sensibilidad emocional o conciencia plena compensa muy mucho y te voy a decir porqué: son sentimientos puros e intensos sin filtros, momentos ardientes de pasión desenfrenada, sensaciones positivas que despiertan tus sentidos en toda su extensión.

Un grado de conciencia pleno es adrenalina constante, adrenalina por la vida, por disfrutar de la esencia del presente que, al fin y al cabo, es lo que te llevas. Además, ayuda a sacar conclusiones rápidas creando automaticamente una idea global en su conjunto.

La fuerza del mar se hace con cada ola.