Y cuando menos te lo esperas, el Universo te sorprende. Te regala una sonrisa en forma de sol vibrante, una caricia cálida que llena tus mejillas de rosa palo y te pone la piel de gallina gracias a la emoción del momento. Un presente repleto de detalles que a veces perdemos de vista pero que cuando eres consciente, percibes en toda su plenitud. Una brisa esplendorosa que te regala la naturaleza sin pedir nada a cambio, sólo porque le apetece compartir contigo su paz.
Y cuando menos te lo esperas, la suerte se pone de tu parte. La suerte buscada con perseverancia y paciencia, esa que crees que recibes por casualidad pero que realmente es porque tú lo has permitido, el Universo te lo ha otorgado.
Y cuando menos te lo esperas, el Universo te pone a prueba para que superes sus obstáculos para llegar a mirar a través de su esfera de equilibrio y plenitud. Pasas un laberinto de pasillos insondables aparentemente sin salida, sombras que te distraen de tus objetivos pero que no vencen al guerrero que llevas dentro. Pero lo atraviesas con éxito.