La criogenización emocional o congelación de sentimientos, es una defensa automática del ser humano actual ante la impotencia de no poder racionalizar sensaciones inmensas e indescriptibles. La consecuencia es la frialdad de sensaciones evitando así el sufrimiento pero, evitando también una felicidad inmensa dejándose llevar por el miedo. El miedo a veces nos hace pequeños, nos hace encogernos en nuestro propio ser evitando así cualquier contacto más profundo con el prójimo o cualquier persona que nos ponga «los pelos de punta». Evitar la situación, es una defensa que está a la orden del día. Es una forma de criogenizar tu corazón para así no dejarte llevar por él.
Archivo de la etiqueta: adrenalina
Tu predisposición mueve tus energías positivas
Cuando quieres hacer algo, lo haces. La predisposición, esa energía positiva que te activa, que pone en marcha todos tus mecanismos, que arranca tu motor y llena de adrenalina tu vida, es la base para convertir en realidad todo lo que deseas. Tu predisposición se nutre de ganas, ganas por hacer algo bien por ti o por ti y por la gente que quieres.
La predisposición de una persona se nota cuando trasforma un gran esfuerzo, en superación y motivación por algo que quiere. Da lo mismo lo que sea, cuando existe intención, la energía se transforma. Eres capaz de poner en práctica todas tus habilidades por ello. Te transformas en actos, eres energía circulante positiva con un rumbo propio, con un camino en el que aunque existan curvas de 180º eres capaz de conducir por él, hacerte el dueño de tu carretera.
Como bien expresa la palabra «pre-disposición», es disposición previa al acto. Y es que tu disposición personal, depende de tus circunstancias personales, de las ganas y energía movidas principalmente por ese motor vibrante, tu corazón y alma.
Al fin y al cabo, tu corazón y tu alma, mueven tus sentimientos y, en consecuencia, tu motivación y predisposición. Si quieres algo, te mueves.
En multitud de ocasiones escuchamos a los demás: «Voy a hacer esto, voy a hacer lo otro, voy a hacer lo del más allá…» . ¿Cuántos de ellos llevan a la práctica todo lo que dicen? Si realmente tienes tantas ganas,¿por qué no te pones a hacerlo?.
Patriciadas de la vida
¿Zona de confort o zona de conformismo?
La zona de confort, un pueblo emocional con limitaciones claras marcadas por fronteras emocionales opacas que no permiten el paso de la luz.
Tanto se habla de «la zona de confort» que he decidido analizar ese mundo convencional y conformista del que estamos rodeados. Un mundo que se vale de una «seducción por la comodidad», acomodados en su sillón viendo la vida pasar, trenes que vienen y van sin viajeros. Sin sentido del riesgo, personas que aceptan una condición neutral sin vaivenes de emociones, un estado de no crecimiento o estancamiento que, en definitiva, se traduce en miedo a la novedad.
Son personas que apoyan el dicho » Más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer» o «Más vale pájaro en mano que ciento volando». Expresiones inmersas en nuestra cultura pero con una esencia carismática y repleta de conformismo. Frases que se suelen mencionar como excusa para no embarcarse en nuevos proyectos o iniciativas arriesgadas que requieren trabajo y esfuerzo por lo que automáticamente se descartan de tus objetivos. El «no atreverse». Todo ello deriva en una serie de emociones posteriores como pueden ser frustración, envidias, mal humor…
Párate un momento y piensa en algún compañero o amigo triunfador, que ha conseguido grandes logros que te llaman la atención y despiertan tu curiosidad. Ahora es el momento de ver cómo ha llegado a conseguirlo. Seguramente le ha llevado un gran esfuerzo y tesón llegar a la meta aunque sólo veas sus objetivos cumplidos. Ese compañero o amigo se ha salido de la zona de confort, ha arriesgado confiando en sí mismo. Es una persona que se ha atrevido a «hacer», se ha atrevido a llevar a la «acción» e «improvisar» fuera de la zona de confort. Ha eliminado sus propias barreras utilizando su valentía para seguir un camino y montarse en el tren dirección a la meta.
Rasgos de una persona que rompe con «la zona de confort» :
La adrenalina de la vida
Y por fin consigo entrar en este parque de atracciones de locura dejándome llevar por mi euforia intrínseca sacando mi fuerza interior como rugidos exasperados y deseosos de ser escuchados.
Por fin, decido sin pensar montarme en esta lanzadera al vacío cubierta de arneses de confianza y disfrutar de la libertad de volar aunque sólo sea por dos segundos y medio, hasta que pongo los pies en la tierra. Es cuando nada más bajar de la atracción, me planteo volver a montar, llevada por el ansia de querer más, más y más, de volver a disfrutar al máximo otra vez de esa sensación aunque sean sólo dos segundos y medio. Es conocer la plenitud.