Las decisiones que tomas en tu vida sirven para dirigir tu rumbo, para acercarte cada vez más a tus sueños, por que los sueños no vienen solos. Si quieres soñar despierto, primero tienes que querer. Y para querer, tienes que actuar, tomando decisiones y llevándolas a la práctica. Puedes empezar con pequeños proyectos, pequeños objetivos diarios, que te marques para crecer cada segundo. Al principio, te cuesta esfuerzo pero ves que poco a poco vas adquiriendo una rutina inconsciente por objetivos. Prémiate cuando los consigas, cuando los busques y llegues a la meta porque la mayor satisfacción es sentir y saber que uno mismo lo ha superado.

Las decisiones que tomes no tienen por qué ser agradables, de echo por ello cuesta tanto tomarlas. Son decisiones que dan miedo, difíciles, en las que la valentía, poder de superación y voluntad tienen que superarlo. Es como una fuerza que te oprime pero que te hace ver a la vez que estás cerca de la decisión correcta aunque tengas que salir de tu zona de confort para reencaminarte por la senda de la felicidad, ese camino que te llena y que te hace cada vez más grande. Por ello, es tan importante tomar decisiones, no esperes a que el entorno decida por ti. Tampoco esperes a que las cosas sean como tú quieres, deja fluir la energía, la naturaleza, no fuerces pues será ir en contra de un abismo sin fin.

A veces, también hay que mantener un equilibrio entre realidad y ficción. Conocer nuestras posibilidades y fortalezas, entre lo que puedes y no puedes conseguir. Marcarnos metas inalcanzables a corto plazo sólo nos lleva a la frustración y a la obsesión de conseguir algo que no es posible ahora. En estos casos, habría que hacer un planning y estrategia en el que poder llegar a ello pero dándonos la oportunidad del tiempo si es realmente un sueño a conseguir y merece la pena.

La seguridad en uno mismo es otro factor muy importante para avanzar en el camino al éxito, el cuál consistirá también en disfrutar de nuestro presente pues, al fin y al cabo, es lo que tenemos. Cuanto más saboreamos los momentos, más sentimiento ponemos, más acariciamos la plenitud, el valor de las cosas tangibles e intangibles. Somos capaces de respirar una nube, un rayo de sol, la brisa del aire, la lluvia…somos capaces de comunicarnos con sólo una mirada, una sonrisa. La comunicación no verbal de las cosas y de las personas pero que te pierdes tanto cuando estás en «tu mundo»,  rumiando por el pasado o pensando en el futuro. Tu mente está tan ocupada en otras cosas que no te permite mirar más allá, no te permites abrir el camino de las sensaciones y captar la plenitud del momento. La seguridad y autoestima son herramientas necesarias para desarrollar la perseverancia e insistir en que tú mismo lo vales y que puedes conseguirlo que el éxito está en lo que haces ahora, y el resultado sólo es una confirmación de ello.

Cuando pierdes tu rumbo, pregúntate si te haces preguntas a ti mismo, si eres capaz de tomar decisiones firmes. Es muy fácil decir «sí a todo» pero cuando pensamos en decir «no», automáticamente nos acongojamos, la inseguridad y el salir de la zona de confort se convierten en algo que consideramos peligroso. Pero realmente «no», tiene sus connotaciones positivas cuando se trata de plantarte ante algo que no te ayuda en tu camino, ante algo que no te permite avanzar, algo que ocupa tu preocupación diaria hasta tal punto que no te permite ni concentrarte. Por eso, en ese momento lo más positivo puede ser decir «no» aunque te lleve un tiempo entenderlo. Es o esa opción o seguir en un bucle constante.

Las soluciones a los problemas no vienen solas, conllevan una táctica adecuada, una decisión rotunda tras una reflexión. Así que deja de estar mirando y actúa, la solución al acertijo está en ti.

Sólo espero haber ocupado un ratito agradable en tu día mientras me lees y aprovecho para disculparme por mi retraso en esta publicación, tuve que hacer una pausa, reflexionar y tomar decisiones complicadas e importantes pero que me reencaminan de nuevo por la senda que quiero.

Gracias amigo.