Y cuando menos te lo esperas…

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Y cuando menos te lo esperas, el Universo te sorprende. Te regala una sonrisa en forma de sol vibrante, una caricia cálida que llena tus mejillas de rosa palo y te pone la piel de gallina gracias a la emoción del momento. Un presente repleto de detalles que a veces perdemos de vista pero que cuando eres consciente, percibes en toda su plenitud. Una brisa esplendorosa que te regala la naturaleza sin pedir nada a cambio, sólo porque le apetece compartir contigo su paz.

Y cuando menos te lo esperas, la suerte se pone de tu parte. La suerte buscada con perseverancia y paciencia, esa que crees que recibes por casualidad pero que realmente es porque tú lo has permitido, el Universo te lo ha otorgado.

Y cuando menos te lo esperas, el Universo te pone a prueba para que superes sus obstáculos para llegar a mirar a través de su esfera de equilibrio y plenitud. Pasas un laberinto de pasillos insondables aparentemente sin salida, sombras que te distraen de tus objetivos pero que no vencen al guerrero que llevas dentro. Pero lo atraviesas con éxito.

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Y cuando menos te lo esperas, tu gente te sorprende. Te sorprende porque no pides nada a cambio, regalas tu sonrisa por donde vas. Te acercas sin juzgar sólo por compartir y dejarte arropar por sus palabras, por sus caricias sin programar. Abrazos subliminales que se funden en tu corazón y hacen que un Universo de emociones conspire para que salgan a flote, para que desemboquen en un río caudaloso de lágrimas puras, lágrimas ardientes de felicidad.

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Y cuando menos te lo esperas, tú mismo te sorprendes. Te sorprendes de ti, de tu gran potencial, de que tú mismo puedes. Te sorprendes de sorprenderte, de ser capaz de ver más allá del Universo de lo común, del Universo de lo inventado y convencional. Te atreves a dar un paso adelante con tus emociones, te arriesgas con todo el equipo. Un riesgo positivo que sin duda te aporta plenitud. Porque eliminas toda barrera de percepción, pones toda la carne en el asador para correr tu propio rally personal. Agujas de deseo que te empujan hacia lo que más quieres, te inyectan el elixir de la vida, de la energía, un torrente de emociones apasionadas que penetran por cada poro de tu piel.

«Y cuando menos te lo esperas, no esperas nada y recibes.»

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Un comentario »

    • Hola elvira,es algo muy habitual el que pretendamos conseguir las cosas de un día para otro.La impaciencia aprendida en nuestra cultura y en un mundo en el que tienes que dar la talla en todo momento.Y no nos dsmos cuenta que cuando dejamos de forzar es cuando realmente las cosas aparecen…Gracias por tu visita Elvira!.Namasté

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