Me encuentro en esta gran obra de arte, la vida, en la que cada uno de nosotros jugamos un papel importante aportando pinceladas de color únicas e inigualables. Pinceladas que ayudan a crear una obra sin fin donde nuestro alma dirige la esencia y la dirección siguiendo los estereotipos marcados o creando nuevos por voluntad. Y es que el ser humano se encuentra en una constante evolución siguiendo patrones preestablecidos influidos por líderes naturales que nos hacen seguir una corriente u otra.
Nada más nacer, se abre el telón de nuestra vida, en la que los padres ayudan a dibujar las primeras pinceladas y nos hacen un boceto para las futuras. Se convierten en nuestra referencia para avanzar, para conseguir nuestros objetivos más tempranos. Pero según van pasando los años, te das cuenta que avanzas más rápido adquiriendo la necesidad de dirigir tus propios pasos y dibujar tu propia existencia.
Tus marcas personales van dejando rastro, una senda de experiencias y cultura que crean tu propia personalidad.