Cuando quieres hacer algo, lo haces. La predisposición, esa energía positiva que te activa, que pone en marcha todos tus mecanismos, que arranca tu motor y llena de adrenalina tu vida, es la base para convertir en realidad todo lo que deseas. Tu predisposición se nutre de ganas, ganas por hacer algo bien por ti o por ti y por la gente que quieres.
La predisposición de una persona se nota cuando trasforma un gran esfuerzo, en superación y motivación por algo que quiere. Da lo mismo lo que sea, cuando existe intención, la energía se transforma. Eres capaz de poner en práctica todas tus habilidades por ello. Te transformas en actos, eres energía circulante positiva con un rumbo propio, con un camino en el que aunque existan curvas de 180º eres capaz de conducir por él, hacerte el dueño de tu carretera.

Como bien expresa la palabra «pre-disposición», es disposición previa al acto. Y es que tu disposición personal, depende de tus circunstancias personales, de las ganas y energía movidas principalmente por ese motor vibrante, tu corazón y alma.
Al fin y al cabo, tu corazón y tu alma, mueven tus sentimientos y, en consecuencia, tu motivación y predisposición. Si quieres algo, te mueves.
En multitud de ocasiones escuchamos a los demás: «Voy a hacer esto, voy a hacer lo otro, voy a hacer lo del más allá…» . ¿Cuántos de ellos llevan a la práctica todo lo que dicen? Si realmente tienes tantas ganas,¿por qué no te pones a hacerlo?.
Patriciadas de la vida
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